martes, 21 de septiembre de 2010

El Anillo del Rey


Esta que sigue no es, evidentemente, una historia de la que yo sea autor. Sin embargo quería que figurase en este espacio y en este momento. Si no la conocíais, espero que os guste, si ya la habíais leído, seguro que os gustará recordarla.

Hubo una vez un rey que llamó a los sabios de la corte para darles un encargo:
- Me estoy fabricando un precioso anillo de oro con un gran diamante. Abajo del diamante, quiero guardar algún mensaje que me ayudará a mi y a todo hombre en los momentos difíciles de la vida. Obviamente, tiene que ser un mensaje pequeño para que quepa en el anillo.
Todos esos sabios eran grandes eruditos. Podrían haber escrito grandes tratados sobre cualquier tema. Así que pusieron sus mentes a trabajar.
Durante un año, pensaban y debatían. Buscaban en todos sus libros. Consultaron a otros sabios en países lejanos. Pero no podían encontrar nada. Y tuvieron que reportar su falla al rey.
Cuando reportaban esto, estaba presente un anciano sirviente de la familia real, conocido por su devoción al misticismo. Éste intervino diciendo:
- Oh, Majestad, No tengo estudios, no soy un erudito, ni un académico. Pero creo tener lo que le servirá. Y el anciano místico escribió algo en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey, diciendo:
- Pero no lo leas ahora. Mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Eran pocos sus seguidores y los perseguidores eran numerosos. Se sentía desesperado y al punto de rendirse.
De repente, se acordó del anillo. Sacó el papel y allí encontró su pequeño mensaje, lo que decía simplemente:

"Esto también pasará"

Aquellas palabras le resultaron milagrosas. Le inspiraron nueva fe y coraje. Redobló sus esfuerzos y escapó. Al fin de un año, logró reunir a sus ejércitos y reconquistó el reino.
Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital, hubo una gran celebración en el palacio con música, bailes, comida, etc. El Rey presidía las festividades desde su trono, sintiéndose muy orgulloso de sí mismo.
El anciano místico se acercó y le dijo:
- Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso; la gente celebra mi regreso; no estoy desesperado; no me encuentro en una situación sin salida.
El anciano respondió:
- Ese mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje:
"Esto también pasará"
El anciano le dijo: - TODO PASA. Ninguna cosa y ninguna emoción son permanentes. Todo viene y va como el día y la noche. Habrá momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la vida; es la naturaleza misma de la existencia.

Y ahora un poema (en inglés, sorry!) sobre esta historia.
I.
Once in Persia reigned a King,
Who upon his signet ring
Graved a maxim true and wise,
Which, if held before his eyes,
Gave him counsel, at a glance,
Fit for every change or chance:
Solemn words, and these are they:
'Even this shall pass away!'

II.
Trains of camels through the sand
Brought him gems from Samarcand;
Fleets of galleys through the seas
Brought him pearls to rival these.
But he counted little gain
Treasures of the mine or main.
What is wealth? the King would say;
'Even this shall pass away.'

III.
In the revels of his court,
At the zenith of the sport,
When the palms of all his guests
Burned with clapping at his jests,
He, amid his figs and wine,
Cried, O loving friends of mine!
Pleasure comes, but not to stay:
'Even this shall pass away.'

IV.
Lady fairest ever seen
Was the bride he crowned his queen.
Pillowed on the marriage-bed,
Whispering to his soul, he said,
Though a bridegroom never pressed
Dearer bosom to his breast,
Mortal flesh must come to clay:
'Even this shall pass away.'

V.
Fighting on a furious field,
Once a javelin pierced his shield.
Soldiers with a loud lament
Bore him bleeding to his tent.
Groaning from his tortured side,
Pain is hard to bear, he cried,
But with patience day by day,
'Even this shall pass away.'

VI.
Towering in the public square
Twenty cubits in the air,
Rose his statue carved in stone.
Then the King, disguised, unknown,
Gazing at his sculptured name,
Asked himself,And what is fame?
Fame is but a slow decay:
'Even this shall pass away.'

VII.
Struck with palsy, sere and old,
Waiting at the Gates of Gold,
Spake he with his dying breath,
Life is done, but what is Death?
Then, in answer to the King,
Fell a sunbeam on his ring,
Showing by a heavenly ray --
Even this shall pass away.

Source Book
The Sexton's Tale, And Other Poems.
by Theodore Tilton

viernes, 10 de septiembre de 2010

Aquí y Ahora


“No es posible asegurar el futuro. Sólo es posible perder el presente.”

Ivan Klima

Hoy no es año nuevo ni anoche fue NocheVieja, pero cada día es en realidad, y aunque suene a manido e incluso cursi, el primer día del resto de nuestra vida. Un día, una semana, un mes, un año por delante que para todos serán únicos e irrepetibles en nuestras vidas. Días, semanas y meses que a veces se parecerán mucho unos a otros, cosa que deberemos evitar en la medida de lo posible claro. Para afrontar con mayores posibilidades de éxito ese reto, para aprovechar todo el potencial que ese nuevo día nos ofrece, compartiré con vosotros mi preocupación ante dos posibles peligros, dos posibles amenazas, que encontramos todos en el inicio de cada nuevo día, cada nuevo mes, cada nuevo año, y os indicaré el camino que intento seguir yo y que espero algunos de vosotros valoréis y quizás sigáis conmigo. Las amenazas son seguir viviendo en el pasado y querer vivir en el futuro y el camino que yo os animo a seguir es el de vivir el hoy, vivir el presente, hora a hora, día a día.

Es difícil vencer el atractivo de vivir en el pasado, en el estamos seguros, sabemos a lo que atenernos, lo conocemos. Pero el pasado no nos hará ganar el presente. La tentación de vivir en el pasado puede provenir del hecho de que éste fue horrible o fue maravilloso, da igual. No insistas, en cualquier caso lo tienes que dejar atrás porque sólo se puede vivir en el presente. Si vuelves al pasado porque te hacen sufrir los remordimientos, has de tener muy claro que por mucho que hagas, no puedes volver atrás y deshacer lo que has hecho. Si te aferras a la culpabilidad, no harás más que dañarte a ti mismo. Todos, y yo el primero, hemos tomado malas decisiones, adoptado malas actitudes, malos comportamientos, que han afectado de manera negativa a las personas que nos rodean y a las que pretendíamos amar, pero a las que hemos hecho daño. Hay algo, sin embargo, que puedes llevar a cabo para hacer “borrón y cuenta nueva”, para empezar de nuevo. Puedes tomar la determinación de no volver a tomar esas malas decisiones, adoptar esas malas actitudes, esos malos comportamientos. Eso es todo lo que se puede pedir, que reconozcamos que metimos la pata y que hagamos todo lo posible por no repetirlo. En cambio, si el pasado fue mejor para ti y añoras los “días de gloria”, aprende a apreciar los recuerdos pero muévete también y haz un verdadero esfuerzo por encontrar otras cosas positivas aquí y ahora, hoy. Todos hemos dejado algo bueno atrás y encontramos nuevos retos, nuevas metas con las que inspirarnos. Una vez leí una analogía que me ayudará en este sentido. Mira al pasado, el día de ayer, como una habitación separada de aquella en la que vives ahora, en la que vives hoy. Puedes entrar en ella pero ya no puedes vivir en ella. Puedes ir de visita pero ya no es tu hogar. Tu hogar está aquí y ahora. Cada segundo de este presente es precioso. No malgastes ni tires ese tiempo precioso invirtiendo demasiado esfuerzo y energía en esa vieja habitación. No te pierdas lo que está sucediendo ahora, lo que puedes hacer y lograr ahora, porque estabas demasiado ocupado mirando hacia atrás, o más tarde estarás ocupado mirando hacia atrás a este momento preciso, a este día, a este año, y preguntándote por qué lo malgastaste.

¿Y por qué querer vivir en el futuro es también una amenaza, preguntaréis muchos?. Si el futuro es donde está todo lo que quiero ser, todo lo que quiero conseguir. Alguno incluso gritará, “pero si el futuro es donde voy a tener éxito, a ser feliz, a ser rico, donde voy a estar enamorado, a tener trabajo, etc., etc.”. Sí, esos pueden ser planes o sueños o cualquier otra cosa, pero de nuevo, donde estás es aquí y ahora. Este es el momento que has estado esperando toda tu vida. Verás, tener esos anhelos, esos deseos, esos sueños, es fabuloso, no permitas que nadie te diga que soñar es malo, debes soñar y soñar mucho, pero aprecia que eres tú, precisamente ahora quien está soñando. Disfruta del anhelo y del deseo. Disfruta de estar vivo, de tener salud, fuerza y vitalidad para soñar y anhelar todo eso. Vivir el presente no significa que lo olvides todo, tus responsabilidades y tus deberes, para ser un hedonista total. Simplemente significa, tomarse un momento de vez en cuando, para apreciar el hecho de estar vivo y tratar de actuar con arreglo al hoy, que importa y mucho, y vivir la vida plenamente, precisamente aquí y precisamente ahora. No podemos proyectar toda nuestra posible felicidad en el futuro: “ah si fuese más joven, o más rico, o más delgado, si estuviera más enamorado, si tuviera un trabajo mejor, un coche mejor…” la lista es interminable. “Todo sería perfecto si tan sólo cambiase esto o aquello”. ¿No es verdad?. Pues por desgracia no. No funciona así. Porque cuando esto o aquello cambia, siempre habrá algo más, esperando su turno y posponiendo esa felicidad, que nunca termina de llegar, para una fecha posterior.

La clave es apreciar lo que se tiene precisamente ahora y soñar con un plan. O lo que es lo mismo, tener sueños y un plan para alcanzarlos pero trabajar en ese plan, día a día, momento a momento, viviéndolos intensamente. De esa forma creo que todos seremos un poco más felices ahora que si estuviéramos constantemente contemplando el futuro, donde reside aparentemente la felicidad. Una felicidad que realmente ya sabes que siempre llevabas dentro de ti. ¿Ah, qué no lo sabes?. ¿Qué sigues buscando la felicidad en otras cosas, en tu relación con otras personas? ¿Y no la encuentras?. No, no te voy a decir dónde encontrarla, pero te daré una pista, al fin y al cabo tienes que encontrarla tú mismo. Hay un lugar donde nunca pensabas buscar, sí, dentro de ti, precisamente. Búscala y encuéntrala, está ahí. Y está ahí ahora, en este preciso momento, no se ha movido de ahí dentro en ningún instante.

¡Éxito, salud y felicidad (ya sabéis donde está) para todos!