miércoles, 3 de abril de 2024

¿Programa “Martín Cortés”? El Sueño de un Erasmus Iberoamericano.

 

El próximo viernes 12 de abril, el cineasta José Luis López-Linares nos invita a un viaje cinematográfico a través de la rica y compleja historia de Hispanoamérica con su última película, "Hispanoamérica, Canto de Vida y Esperanza". En un mundo donde la información y el conocimiento son pilares fundamentales para el entendimiento y la cooperación, este documental destaca la necesidad urgente de explorar y comprender nuestra historia común, así como la diversidad cultural que nos une. 

Uno de los resultados más esperados de este proyecto, de los mismos autores de "España, la primera globalización", sería el entierro definitivo de la llamada "leyenda negra" sobre el imperio español, un mito que ha pervivido durante siglos y que ha contribuido a distorsionar nuestra percepción de la historia, creado y promovido por países competidores, pero que históricamente ha encontrado tanto eco entre nuestros conciudadanos, fruto principalmente del desconocimiento. Según leemos en la web del proyecto "Con entrevistas a numerosos historiadores y diversos expertos en la materia, fundamentalmente Americanos, la película mostrará nuestra Historia compartida durante más de 300 años a través del esplendor visual que constituye el patrimonio arquitectónico, pictórico, escultórico y musical de la época, aún vigente a día de hoy", lo que entiendo ayudará, a derribar estereotipos y a fomentar un entendimiento más profundo y equilibrado de nuestro pasado común y, sobretodo, nuestro potencial futuro. 

En este contexto, surge esta idea, fruto de una noche de insomnio, una propuesta que podría transformar la manera en que España y los países de Hispanoamérica se relacionan y se comprenden mutuamente: un programa de intercambio estudiantil similar al Erasmus, con sus mismas características y ayudas económicas estructuradas. Esta iniciativa no solo fortalecería los lazos entre las naciones iberoamericanas, sino que también contribuiría al crecimiento personal y académico de los estudiantes involucrados. 

Para comprender la importancia de este proyecto, es fundamental analizar la situación actual de la educación superior en España y en los países de Hispanoamérica. Según datos del Banco Mundial, en 2020 había aproximadamente 20 millones de estudiantes universitarios en Hispanoamérica, una cifra que refleja la creciente demanda de educación superior en la región. Sin embargo, a pesar de esta realidad, los intercambios estudiantiles entre España y los países de Hispanoamérica siguen siendo limitados en comparación con otras regiones del mundo. 

La tendencia hacia la globalización y el fortalecimiento de proyectos regionales resaltan la importancia de la movilidad académica, una realidad a la que la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) busca responder de manera efectiva. Sin embargo, según datos de dicha organización, Iberoamérica se posiciona como la segunda región con menor participación en intercambios académicos, representando apenas el 1,14% del total mundial. Las dificultades tradicionales para consolidar programas de movilidad en la región se han visto agravadas por la pandemia de la Covid-19. Sin embargo, esta coyuntura, aunque complica los intercambios tradicionales, también puede abrir nuevas oportunidades. 

En este contexto, la OEI se ha aliado con diversos actores regionales para desarrollar programas que satisfagan las necesidades de movilidad académica en Iberoamérica. Estos programas buscan fortalecer el espacio compartido de educación superior e investigación, promoviendo la movilidad académica internacional en modalidades presenciales y virtuales. 

Entre los programas destacados se encuentra el "Programa Paulo Freire", diseñado para fomentar la movilidad académica de estudiantes de programas de formación del profesorado. Asimismo, el "Programa Paulo Freire Plus" ofrece becas para estudios doctorales en universidades iberoamericanas. Además, el "Programa de Intercambio y Movilidad Académica (PIMA)", financiado por la Junta de Andalucía, facilita intercambios académicos dentro de redes de cooperación universitaria, pero hablamos de cientos de participantes, como mucho, cada año en estos programas. 

En contraste, el programa Erasmus ha sido un pilar fundamental de la movilidad estudiantil en Europa desde su creación en 1987. Cada año, miles de estudiantes europeos tienen la oportunidad de estudiar en el extranjero gracias a las ayudas económicas y a las alianzas entre universidades que ofrece este programa. Justo hace unos días la Comisión Europea publicó los datos 2022 del programa Erasmus +, la versión actual del programa, que incluye a estudiantes de másteres, profesores y estudiantes de formación profesional. En dicho informe, España destaca como el principal destino de estudiantes del programa, superando a Italia y Alemania, con alrededor de 143,000 estudiantes acogidos durante ese año y mostrando una tendencia al alza constante, a excepción del impacto de la pandemia en 2020. Además, cerca de 100,000 estudiantes españoles optaron por continuar sus estudios en otros países europeos en el mismo año, lo que refleja una alta movilidad estudiantil, contribuyendo así al enriquecimiento cultural y académico de la región, convirtiendo a nuestro país en el principal destino y emisor de estudiantes en este programa. 

La implementación de un programa de intercambio estudiantil entre España y los países de Hispanoamérica requeriría una estrecha colaboración público-privada, aprovechando el apoyo de las grandes empresas españolas que operan en la región, así como de las empresas latinoamericanas con presencia en España. Esta colaboración no solo garantizaría la viabilidad financiera del programa, sino que también enriquecería la experiencia de los estudiantes al proporcionar oportunidades de prácticas y networking en el ámbito empresarial. 

Pero más allá de los aspectos históricos y políticos, un Erasmus Iberoamericano tendría un impacto tangible en la vida de miles de estudiantes. Les brindaría la oportunidad de sumergirse en nuevas culturas, ampliar sus horizontes académicos y personales, y desarrollar habilidades interculturales vitales en el mundo globalizado en el que vivimos. 

En resumen, la creación de un programa de intercambio estudiantil entre España y los países de Hispanoamérica sería un paso crucial hacia la construcción de puentes educativos y culturales que fortalezcan nuestra identidad común y promuevan la cooperación y el entendimiento mutuo. Al igual que el estreno de "Hispanoamérica, Canto de Vida y Esperanza", este proyecto nos invita a reflexionar sobre nuestra historia compartida y a imaginar un futuro más unido y próspero para todos los ciudadanos de la comunidad iberoamericana. 

Programa “Martín Cortés” podría ser el nombre de este programa. Martín Cortés Malintzin, era el hijo de Hernán Cortés y “La Malinche”, también conocida como Doña Marina o Malintzin. Nació en 1522, poco después de la caída de Tenochtitlán, la capital del Imperio Azteca. Su nacimiento simbolizó la unión entre los mundos indígena y español en el contexto de la conquista de México. Martín Cortés fue uno de los primeros mestizos nacidos de la unión entre un conquistador español y una mujer indígena, y su historia refleja la complejidad, pero también la riqueza y la igualdad de las relaciones sociales e interculturales en el Imperio Español desde sus orígenes, que lo hacen, a su vez, tan peculiar, original y extraordinario. 

miércoles, 13 de marzo de 2024

No recicles, sólo separa: una nueva perspectiva sobre la gestión de residuos.


En la búsqueda de una gestión de residuos más eficiente y responsable, es esencial reconsiderar la manera en que abordamos nuestra participación como ciudadanos.

Por décadas, se nos ha instado a "reciclar" nuestros residuos, de los que generamos casi 500 Kg al año cada español, por cierto, sin embargo, es crucial entender que los ciudadanos no son los responsables directos del proceso de reciclaje. Este es un proceso industrial, realizado por empresas especializadas, cuando los materiales se recolectan de los centros de procesamiento de residuos municipales o provinciales o directamente de los grandes generadores de desechos, como industrias, supermercados y grandes establecimientos de distribución. 

Estas empresas recicladoras, que se especializan en distintas fracciones de residuos como plásticos, papel, metales, aparatos eléctricos y electrónicos (los denominados RAEEs), neumáticos fuera de uso, etc., operan bajo mandato o por cuenta de los sistemas de responsabilidad ampliada de los productores (SCRAPS). Estos sistemas, como ECOEMBES, ECOVIDRIO, ECOTIC, SIGNUS, entre otros, están formados por las empresas fabricantes de productos o envases, constituidos para gestionar el importe que se cobra al consumidor al adquirir un producto y cubrir los costos de recogida y gestión de los residuos generados por sus productos o envases, compensando tambień a las administraciones locales por los gastos adicionales asociados a esta gestión de recogida separada selectiva. 

Los montos que estos sistemas colectivos abonan a las administraciones locales por los materiales recogidos son más elevados cuando las fracciones vienen separadas "desde origen", es decir, cuando los ciudadanos las separan en sus hogares o establecimientos. Por otro lado, si los materiales llegan a las plantas de tratamiento mezclados en el contenedor gris u otro contenedor inapropiado, el precio recibido por estos materiales, una vez seleccionados y separados, es menor.  Es decir, se paga más por una botella de plástico que haya llegado al centro después de haber sido depositada en el contenedor amarillo, que si llegó desde un contenedor gris y debió ser extraída de entre los residuos mezclados, manual o mecánicamente.

Este enfoque tiene un impacto positivo en los costos totales de gestión de residuos para las administraciones locales. Poniéndolo en términos sencillos, si recoger y gestionar los residuos le cuesta a una administración 10 millones de euros al año, pero luego recibe 2 millones por la venta de materiales recogidos separadamente o separados en la planta, el coste final será de 8 millones de euros. Esta sencilla ecuación adquiere mayor relevancia, cuando el coste, total y real, de recogida y tratamiento de los residuos deben sufragarlo proporcionalmente todos los ciudadanos mediante una tasa municipal de residuos, algo que la Unión Europea y la nueva ley de residuos aprobada en 2022, establecen como obligación en los municipios a partir de 2025. 

Por tanto, la clave no es pedir a los ciudadanos que "reciclen", sino más bien incentivar la acción de "separar" los residuos en sus hogares y depositarlos en los contenedores correspondientes en las vías y espacios públicos. 

Ante algunas preguntas frecuentes y “mitos urbanos” que surgen en relación con estos procesos, es importante proporcionar respuestas claras. La noción de que no tiene sentido separar los residuos en casa si luego se mezclan en las plantas de tratamiento, “para qué voy a reciclar si luego lo juntan todo”, como hemos oído tantas veces, carece de fundamento.  

Como hemos mencionado, las empresas recicladoras valoran más positivamente los materiales separados desde el origen, lo que significa que no tendría sentido volver a mezclarlos en la planta, porque habría que separarlos de nuevo, si se quiere recibir un importe por su venta y eso supondría recibir un menor precio. Como vemos, no tiene ningún sentido juntar nada que venga ya separado... 

Otro mito común o más bien excusa habitual, es que las personas no saben en qué contenedor depositar sus residuos. Sin embargo, las encuestas y la experiencia de veinticinco años de sistemas de gestión de residuos en funcionamiento sugieren lo contrario. Aunque puede haber dudas ocasionales, los ciudadanos están bien informados de la separación de residuos, y hay muchos canales disponibles para obtener información adicional si es necesario en casos concretos. 

En resumen, es fundamental que los esfuerzos destinados a aumentar las tasas de reutilización y reciclado de residuos se centren en instar a los ciudadanos a separar y depositar adecuadamente SUS residuos. Los sistemas de responsabilidad ampliada, las administraciones locales y las empresas privadas prestadoras de servicios públicos deben liderar campañas de concienciación que promuevan este enfoque más práctico y efectivo. 

Al adoptar esta nueva perspectiva y cambiar nuestra narrativa de "reciclar" a "separar", estamos allanando el camino hacia una gestión de residuos más eficiente, sostenible y responsable. Reciclar es complejo, suena complicado, separar es sencillo, cualquiera puede hacerlo. Es momento de empoderar a los ciudadanos para que tomen medidas concretas y se responsabilicen de su parte en la reducción, no olvidemos que el mejor residuo es el que no se produce, la separación y el reciclaje de residuos, contribuyendo así al cierre del círculo de la Economía Circular, la protección del medioambiente y a la construcción de un futuro más limpio y saludable para todos. 

¡No recicles, SEPARA! 

miércoles, 6 de marzo de 2024

El Desafío de Reverdecer Nuestras Ciudades: Entre Expectativas y Realidades


La primavera se desplegará en breve con su esplendor característico: los árboles reverdecen, las flores despiertan y la naturaleza se renueva. Pero tras esta aparente armonía, se esconde un dilema complejo que enfrentan nuestras ciudades modernas: ¿cómo equilibrar las necesidades de “reverdificación” y adaptación al cambio climático con las expectativas y hábitos de los ciudadanos?

La Paradoja de las “Malas Hierbas”

Cada año, cuando la primavera asoma tímidamente, los ciudadanos esperan ansiosos que los parques, zonas verdes y alcorques sean desbrozados y limpiados. El desbroce llega a veces a ser una verdadera obsesión ciudadana... Las “malas hierbas” son eliminadas sin piedad, como si fueran intrusas en un jardín perfecto. Sin embargo, esta vegetación ruderal o espontánea, a menudo menospreciada, pero siempre valiente y obstinada en ocupar su espacio, tiene un papel crucial en el ecosistema urbano.

Las “malas hierbas” no son simplemente molestias visuales; son agentes de biodiversidad. Fomentan la polinización, atraen insectos beneficiosos y contribuyen a la salud del suelo. Al eliminarlas, privamos a nuestra ciudad de estos beneficios sistémicos. Es hora de replantearnos nuestra relación con estas humildes plantas.

El Desafío del Planeamiento Urbano

Históricamente, el planeamiento urbano no ha considerado adecuadamente tampoco la importancia de la vegetación. Las especies arbóreas se seleccionaban sin criterio, a menudo por promotores inmobiliarios más preocupados por la estética o simplemente el precio que por la funcionalidad. ¿Cuántas veces hemos visto árboles inadecuados para el entorno urbano, como especies caducas plantadas en calles donde la sombra es bienvenida durante todo el año o al revés, especies de hoja perenne en calles estrechas o con edificios altos, que en invierno agradecerían mucho algo más de luz y calor?

La falta de planificación estratégica en estas materias medioambientales o de sostenibilidad en tiempos pasados, ha dejado a nuestras ciudades con un legado de árboles mal ubicados y una gestión de zonas verdes que no siempre lograba superar esos retos que eran “de nacimiento” o conceptuales. Los responsables municipales actuales se enfrentan al enorme desafío de equilibrar esta realidad compleja con las demandas de una gestión técnica moderna y la urgencia climática.

El Dilema Ciudadano

Los ciudadanos, por su parte, tienen sus propias expectativas. Muchos consideran que los árboles son “demasiados”. Se quejan de que les obstruyen las vistas, les roban la luz del sol y atraen insectos y “bichos” en forma de invitados no deseados en sus viviendas. La “basura” que cae de los árboles, como resina, polvo y hojas, que ensucian aceras y vehículos estacionados, también es motivo de disgusto. En Málaga son paradigmáticas de ese dilema las abundantes y bellas jacarandas, que unos alaban y admiran mientras otros odian y maldicen...

Pero aquí radica la paradoja: ¿cómo satisfacer las necesidades de “reverdificación” y al mismo tiempo complacer a los ciudadanos? Los responsables municipales deben hacer malabares para encontrar un equilibrio. La gestión moderna de zonas verdes debe considerar tanto la salud del ecosistema como las expectativas de la comunidad.

Hacia una Ciudad más Verde y Consciente

La solución no es eliminar todos los árboles ni dejar que las “malas hierbas” se apoderen de nuestros espacios verdes. En cambio, debemos educar y sensibilizar a la ciudadanía sobre los beneficios sistémicos de la vegetación urbana. Debemos ayudarles a superar expectativas y prácticas obsoletas, como la poda anual o el “mantenimiento de manicura” de parques y zonas verdes. Los árboles y las zonas verdes algo más naturales y orgánicas no solo embellecen nuestras calles, sino que también nos protegen del calor, mejoran la calidad del aire y nos conectan con la naturaleza.

La planificación sostenible estratégica en esta materia debe ser la norma, no la excepción. Seleccionar las especies y tallas adecuadas, la sombra y la biodiversidad, la rotación y orientación solar, los vientos predominantes, el ruido que se produce en una zona por las vías que la recorren, deben considerarse constantes en el planeamiento urbano, así como adoptar prácticas de mantenimiento sostenibles y planificar un incremento significativo de la cobertura vegetal de la superficie urbana. Además, debemos escuchar a los ciudadanos y comunicarles la importancia esencial de la vegetación en nuestras vidas cotidianas.

En última instancia, reverdecer nuestras ciudades no es solo una cuestión de plantar árboles; es un compromiso con un futuro más sostenible y resiliente. Así que, la próxima vez que veas una “mala hierba”, piensa en su papel vital en el tejido urbano y en cómo podemos, de hecho, debemos, coexistir en armonía con la naturaleza que nos rodea.


lunes, 26 de febrero de 2024

La Economía Circular y el desafío de la prisa: ¿Estamos corriendo demasiado rápido?

En los últimos años, la Economía Circular ha emergido como un paradigma transformador, un nuevo paradigma económico que supere los excesos de la economía lineal del extraer, producir, usar y tirar. Su objetivo es claro: reducir drásticamente el uso de recursos naturales, ralentizar y extender los ciclos de vida de los productos, reducir el desperdicio, reutilizar y reciclar los materiales y cerrar los ciclos de producción. Sin embargo, la prisa por implementarla en todas sus fases, junto con la Agenda 2030 y el “pacto verde” europeo, ha generado un rechazo palpable entre la población. Esto ha resultado últimamente evidente en algunas de las pancartas que adornaban los tractores de los agricultores que recorrían carreteras y calles de España y otros países de Europa en las últimas semanas. ¿Por qué?

El Dilema de la prisa

La urgencia por adoptar prácticas sostenibles es comprensible. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación ambiental requieren respuestas audaces e inmediatas. En esto siempre recuerdo la máxima latina “Audentes fortuna iuvat” (la fortuna ayuda a los que se atreven). Sin embargo, la prisa excesiva puede tener consecuencias no deseadas. Veamos algunos puntos clave:

1. Desconexión con la Realidad

La velocidad a la que se promulgan leyes y regulaciones puede alejarnos de la realidad. Los agricultores, por ejemplo, sienten que las imposiciones normativas europeas no consideran sus necesidades específicas. La sostenibilidad, la trazabilidad y la seguridad en materia laboral o de salud e higiene, son vitales, pero deben aplicarse de manera realista y adaptada a cada contexto. Los agricultores quieren estar en sus campos, cultivando la tierra y no dedicando un tiempo creciente a usar complejas herramientas informáticas o cumpliendo requisitos burocráticos para los que no ven el sentido o utilidad.

2. Desventajas Competitivas

Los productores europeos se enfrentan a una paradoja. Mientras luchan por cumplir con las normas, sus competidores extracomunitarios no están siempre sujetos a las mismas restricciones. Esto crea desventajas competitivas que afectan su viabilidad económica. La igualdad de condiciones debe ser una prioridad. Las reglas de juego deben ser iguales para todos.

3. Rechazo Popular

Las manifestaciones de agricultores en toda Europa son un grito de descontento. Los mensajes en contra de las políticas medioambientales se multiplican. La población percibe que se les exige demasiado, mientras otros actores globales no asumen responsabilidades equivalentes. La brecha entre la teoría y la práctica se ensancha. Este rechazo es aprovechado políticamente también por algunos y, como en el caso de algunos grupos republicanos en Estados Unidos o partidos populistas europeos, el círculo multicolor de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, se ha convertido en una suerte de pentagrama satánico. Esto es inadmisible pero será complicado de revertir.

¿Qué Podemos hacer?

Es hora de reflexionar. Quizás debamos atemperar el paso con el que implementamos estas medidas. Aquí algunas ideas:

1. Educación y Diálogo

Comunicar de manera efectiva es crucial. Explicar los beneficios de la Economía Circular y la sostenibilidad es esencial para ganar apoyo público. El diálogo con los agricultores y otros actores es fundamental para encontrar soluciones equilibradas. En este esfuerzo es fundamental que empresas y corporaciones eviten la tentación de caer en el denominado “greenwashing”; lo que podríamos llamar “postureo sostenible”. No podemos vender “circularidad” cuando tan sólo estamos gestionando mejor nuestros residuos.

2. Equidad Global

Si queremos un mundo más sostenible, debemos nivelar el campo de juego. Las regulaciones aplicadas a los productores europeos deben extenderse a los productos importados. La coherencia es clave. Los retos son de todo el planeta y de nada sirve que unos nos lo tomemos muy en serio, si otros siguen haciendo las cosas igual que siempre.

3. Flexibilidad y Adaptación

Las leyes no son estáticas. Deben evolucionar con la realidad. Flexibilidad y adaptación son esenciales para evitar el rechazo popular. No se trata de renunciar a la sostenibilidad, sino de aplicarla de manera inteligente y justa. Aquí mencionaría el caso de las zonas especiales de bajas emisiones -ZBE-, una experiencia que progresiva y voluntariamente han ido poniendo en marcha numerosas grandes ciudades europeas, para contribuir a alcanzar los niveles de calidad del aire que establece la normativa europea, pero que en España han sido impuestas obligatoriamente para todas las ciudades de más de 50.000 habitantes, en las que vive más de la mitad de la población del país, por la ley de cambio climático y transición ecológica. Una medida sin duda audaz, pero que quizás recoja más rechazo y desapego que resultados tangibles en ciudades de tamaño mediano, entre los 50 y 100 mil habitantes.

En resumen, la Economía Circular es un camino necesario, imprescindible, pero no debemos correr tan rápido que dejemos atrás a quienes la implementan. No debemos olvidar que la economía de mercado, el capitalismo, llave y clave para la prosperidad vivida por la humanidad en el último siglo y medio, está en gran medida basada en los preceptos y mecanismos de la economía lineal y un modelo tan exitoso y que ha resultado tan eficiente no se cambia de la noche a la mañana, aunque resulte vital su reforma y revisión y los plazos sean tan apretados y los objetivos tan ambiciosos. La sostenibilidad y el desarrollo sostenible deben surgir y ser resultado de un esfuerzo colectivo, global y equitativo, asumido y compartido por todos los sectores económicos y el conjunto de los ciudadanos. Solo así lograremos un futuro más sostenible y justo para todos.


domingo, 31 de marzo de 2019

La diferencia entre Italia y España. Preocúpense más de la primera que de la última.


La revista The Economist publicaba el 21 de marzo de 2019 un artículo de su columnista europeo "Charlemagne" que, aunque compartí en su momento a través de mis rr.ss., he pensado sería interesante traducir al español para los que no se os da tan bien la lengua de Shakespeare o ya tenéis bloqueado el acceso a la revista por haber superado el límite de "vistazos sin pasar por caja"...
Aquí va:


Es tentador agrupar a los dos grandes países del sur de Europa. Los italianos y los españoles hablan en voz alta, comen tarde, conducen rápido y sorben cantidades de tomates y aceite que prolongan la vida (esos, son al menos los clichés). Fueron cunas del anarquismo europeo en el siglo XIX y del fascismo en el siglo XX; barriendo dictaduras bajo la alfombra antes de abrazar a Europa en los años de posguerra. Durante la crisis de la zona euro a partir de 2009, fueron dos componentes del feo acrónimo "PIGS" (cerdos) (Portugal, Italia, Grecia, España) que señalaban a economías particularmente endeudadas. Hoy, una vez más se mencionan simultáneamente.
La volatilidad italiana parece estar llegando a la península ibérica. Una vez la aburrida política bipartidista de España se ha convertido en un caleidoscopio de cinco partidos con el surgimiento de la extrema izquierda Podemos, los Ciudadanos de centro derecha y, más recientemente, Vox de extrema derecha. Está cada vez más polarizada por las batallas sobre la independencia catalana. El verano pasado, los socialistas de centro izquierda de Pedro Sánchez (PSOE), respaldados por nacionalistas catalanes, derrocaron a un gobierno del Partido Popular de centro-derecha (PP). Pero los catalanes se negaron a respaldar el presupuesto del nuevo gobierno, lo que obligó a Sánchez a convocar elecciones para el 28 de abril. Una coalición de derecha de PP, Ciudadanos y Vox (que seguramente inflamaría el nacionalismo catalán) o un punto muerto y nuevas elecciones son los resultados más probables. No puede permitirse ninguno de los dos escenarios. La recuperación del país esconde la urgencia de las reformas en pensiones, educación y trabajo, así como la persistente corrupción y el aumento de la migración a través del Mediterráneo. Años de inestabilidad política dejarían estas prioridades desatendidas. Los eurócratas señalan que el año pasado España perdió más plazos para implementar la legislación de la UE que cualquier otro estado miembro. El repentino surgimiento de Vox y su abrazo por parte de otros partidos (apuntala un gobierno liderado por el PP en Andalucía) evoca al mismo tiempo el pasado franquista del país y los paralelos alarmantes con Italia. Allí, la Liga Norte, que una vez fue un partido periférico como VOX, ahora domina una coalición caótica y euroescéptica que está asustando a los mercados a medida que décadas de crecimiento insignificante hacen que su montaña de deudas se tambalee.
Sin embargo, a pesar de todo eso, las diferencias fundamentales relacionadas con el metabolismo nacional, que se les escapan a algunos funcionarios del norte de Europa, separan a los dos países. Italia está encadenada por el conservadurismo y el inmovilismo. Su crisis en la zona euro fue (y es) la leve aceleración de una crisis nacional de largo recorrido. El PIB apenas ha crecido desde fines de la década de los 90, haciendo que una montaña de deudas acumulada en épocas anteriores sea insostenible. Mientras tanto, España avanza hacia adelante, habiendo crecido casi la mitad durante ese período. Su miseria en la zona euro fue más aguda y dramática: un boom hiperactivo en la construcción la condujo a un precipicio durante la crisis bancaria, causando un aumento considerable en el desempleo.
La diferencia entre el metabolismo lento de Italia y el metabolismo rápido de España va más allá de las estadísticas económicas. El declive ha sido la experiencia italiana que la definió en las últimas décadas, por lo que las nuevas apariencias son amenazadoras e inoportunas. Pero los españoles han experimentado las últimas décadas como una época de creciente prosperidad y libertad después de los monótonos años de Franco. Son neófilos, dispuestos a probar cualquier cosa que parezca el futuro. El contraste entre los dos países es el de los espacios urbanos de España, que brillan con la arquitectura futurista y las obras públicas, y las ciudades ajadas de Italia; entre la apertura de los españoles al cambio social y el conservadurismo de los italianos; Entre la melancolía existencial de las películas de Paolo Sorrentino y el freneticismo de Pedro Almodóvar.
Un metabolismo nacional rápido tiene sus inconvenientes. Parte de la nueva y brillante infraestructura de España es inútil y algunos españoles, especialmente en las áreas rurales, resienten el ritmo del cambio y se están volviendo a Vox en protesta. Pero también hace improbable el descenso de España hacia un estancamiento reaccionario al estilo de Italia. Por un lado, su economía es más fuerte. España tuvo una crisis del euro más profunda, pero se recuperó más rápido gracias a las drásticas reformas económicas y los recortes de gastos. Las exportaciones y la inversión directa extranjera aumentaron. Su PIB por persona en términos de poder de compra superó al de Italia en 2017 y se prevé que sea un 7% más alto en cinco años. La fuerte inversión en carreteras y trenes de alta velocidad ha hecho de la infraestructura de España la décima mejor del mundo, dice el Foro Económico Mundial. Italia es el 21.
Un pais soleado.
Todo lo cual se traduce en un optimismo que mira hacia el exterior. El señor Sánchez, quien quiere que España se convierta en un tercer socio en la alianza franco-alemana, es particularmente pro-EU, pero Pablo Casado, del PP, admira a los demócratas cristianos de Angela Merkel en Alemania y Albert Rivera de Ciudadanos coloca banderas europeas en sus mítines. Según el Eurobarómetro, el 68% de los españoles ve a la UE positivamente en comparación con el 36% de los italianos. Vox dirige su ira anti-sistema no tanto a la UE como a las feministas y catalanes separatistas.
También habla de inmigración, pero menos que otros partidos de derecha populista europeos. ¿Por qué? La proporción de la población nacida en el extranjero aumentó del 3% al 14% en las dos décadas anteriores a 2008, pero los españoles tienen más probabilidades que cualquier otra población de la UE de declararse cómodos en las interacciones sociales con los migrantes (83% comparado con el 40% de los italianos). ). A pesar del aumento de la inmigración de África y de los nuevos esfuerzos para mejorar la seguridad fronteriza, ninguno de los principales partidos de España propone cerrar puertos o comparte la postura antiinmigrante de Salvini. También en otras áreas, los españoles han dejado atrás el chovinismo de los años franquistas; un amplio consenso respalda la igualdad de género y los derechos de los homosexuales (el matrimonio igualitario se introdujo en 2005, solo detrás de Bélgica y los Países Bajos).
Años de caos político podrían amenazar esta imagen. Pero si eso se aplica a España, también se aplica a otros países europeos, donde se está produciendo la misma fragmentación. El cambio de gobierno del año pasado, aunque tenso, fue procedimentalmente ejemplar y una prueba de que el joven orden constitucional de España tiene ahora la madurez al menos de sus vecinos de Europa occidental. Es Italia, con su fragmentación y estancamiento de décadas, la que parece más fuera de lugar. España es diferente, dice el viejo dicho. Pero Italia lo es más.