miércoles, 29 de abril de 2009

La "Ciencia" del Optimismo


Ningún pesimista ha descubierto el secreto de las estrellas, ni ha navegado por mares desconocidos,ni ha abierto una nueva puerta al espíritu humano”

Hellen Keller

Quiero comenzar estas líneas recogiendo una cita que incluía un colega en su carta mensual para la revista de la filial en Gran Bretaña de nuestra empresa. La cita se llama “Cosas que mantener” y dice así:

Mantén tus pensamientos positivos, porque tus pensamientos se convierten en tus palabras.

Mantén tus palabras positivas, porque tus palabras se convierten en tus acciones.

Mantén tus acciones positivas, porque tus acciones se convierten en tus hábitos.

Mantén tus hábitos positivos, porque tus hábitos se convierten en tu estilo de vida.

Mantén tu estilo de vida positivo, porque tu estilo de vida se convierte en tu destino.

Hace un par de años leí un libro, que os recomiendo a todos, titulado “La fuerza del optimismo” (editorial Santillana colección Punto de lectura). Su autor es Luis Rojas Marcos, médico psiquiatra español de reconocido prestigio internacional, quien desde 1995 y hasta 2002 dirigió el sistema de sanidad y hospitales públicos de la ciudad de Nueva York. En su dedicatoria, el Dr. Rojas Marcos honra a aquellos hombres y mujeres que están abiertos a la idea de que la dicha y la desdicha, o la felicidad o infelicidad, no dependen tanto de los avatares de la vida, como del significado que les damos a estos. Por ende podríamos decir que no es lo que te ocurre en la vida lo que determina cuál será tu destino o cómo de lejos llegarás en tu vida; sino que, bien al contrario, es el cómo manejes tu lo que te ocurre o sucede, lo que determinará dicho destino.

Hoy en día podemos hablar de la existencia de una verdadera “ciencia del optimismo”, un asunto que ha sido estudiado desde los albores de la filosofía y la ciencia, pero que en las últimas décadas ha resurgido con infinidad de estudios y autores llevando a cabo estudios teóricos y empíricos sobre la potente y a veces poco valorada fuerza de este sesgo del carácter humano. Hoy en día sabemos a ciencia cierta como una actitud positiva y optimista de los seres humanos, tiene un efecto directo y cuantificable en la salud de las personas, en su capacidad para recuperarse de enfermedades serias y graves, en la calidad de sus relaciones con sus semejantes, en el éxito o fracaso de proyectos profesionales y en el trabajo en general, en la política, en el deporte, en todas las facetas de la vida humana en suma. En la actualidad sabemos y podemos afirmar por tanto, que aquellas personas que mantienen en sus vidas una actitud optimista, que busca las posibilidades en cada ocasión o situación y si no las encuentra las crea, son personas que vivirán más tiempo, estarán más sanas, triunfarán en sus trabajos y en sus relaciones y serán en definitiva bastante más felices que aquellas otras que siempre “ven la botella medio vacía”, siempre encuentran algo de lo que quejarse y cualquier reto que les plantea la vida se convierte de inmediato en un problema que difícilmente creen poder superar y que, evidentemente, se convertirá de inmediato en la excusa perfecta para justificar sus fracasos, su indecisión, sus temores, su inmovilismo.

Como dijo Bertrand Russell en su libro “La conquista de la felicidad”, “Quienes dejan de fijarse en el polvo que la criada no ha limpiado, en las patatas que la cocinera no ha cocinado, o en el hollín que el deshollinador no ha deshollinado… notarán que la vida es mucho más agradable que cuando se sentían constantemente preocupados o irritados por estas cosas”. El mayor reto estriba, sin embargo, en que a menudo los seres humanos no somos conscientes de la actitud que mantenemos y de los efectos que ésta puede tener sobre todo lo que nos ocurre y cómo se desarrolla nuestra vida. El optimismo es algo innato en muchas personas, que no son conscientes de que esa es precisamente la clave de su éxito, la llave de su destino afortunado. De forma similar, mucho más frecuentemente incluso, muchos de aquellos que viven vidas de soledad y desesperanza, que “sufren” una pobre salud, que no consiguen mantener relaciones felices, que se sienten desdichados e incomprendidos y que, por mucho que se esfuercen, no consiguen alcanzar sus sueños y triunfar, no son conscientes de que la causa principal de toda esa desdicha y desesperanza está en su interior, está en su actitud negativa, pesimista y derrotista.

Recordad también finalmente que cuando elijáis una actitud para afrontar los avatares que os presente la vida y para relacionaros con los demás, estaréis también eligiendo en gran medida la forma en que la vida y los demás os tratarán a vosotros. 

martes, 21 de abril de 2009

Failure is not an option!!


En agosto de 2006, con ocasión de un evento internacional de la empresa para la que trabajaba, visité la ciudad de Houston, Texas. Al volver, escribí estas líneas:

Ahora ya a título personal, el otro momento álgido de nuestra visita a la ciudad de Houston, fue poder visitar el Johnson Space Center de la NASA. Especialmente tener el privilegio de poder visitar y conocer el “Mission Control Center” o Centro de Control de Misiones, que es esa sala que habréis visto miles de veces en la televisión y el cine (y que figura en la imagen de la cabecera de este blog) y desde la que se han controlado las misiones espaciales de la NASA, desde los primeros años 60 hasta 1996, cuando dicha función pasó a ser realizada desde otra instalación en el mismo centro. Al visitar dicha sala, nos sentamos tras unos cristales en la parte posterior, en los mismos asientos que durante años ocuparon los familiares de los astronautas, dignatarios y autoridades internacionales y varios presidentes de los Estados Unidos, durante las misiones espaciales. Mi sensación era la de estar en el centro de un lugar histórico, de hecho la sala está declarada como tal, y revivir momentos de especial relevancia para la humanidad, como el lanzamiento de los primeros viajes espaciales, con las misiones Gemini y Mercury, o la llegada del hombre a la luna con las misiones Apollo, y las misiones de los transbordadores espaciales, con sus éxitos y tragedias todas ellas.

Sin embargo, al estar allí, escuché unas palabras de nuestro guía que generaron los pensamientos que quería también compartir con vosotros hoy. Al hablarnos de las características técnicas y los medios con los que contaban los responsables de aquella sala que llevaron con éxito a 12 hombres a la Luna o resolvieron situaciones muy delicadas como la famosa del Apollo XIII (“Houston tenemos un problema…”), nos dijeron que cualquier ordenador de sobremesa que cualquiera de nosotros puede tener en casa hoy en día, tiene 300 veces mayor poder de computación que todos los ordenadores con los que contaban esos hombres y que ocupaban una gran sala bajo dicho centro de control. Os lo imagináis?, 300 veces más capacidad! Resulta increíble, verdad?

Pues bien, al oír aquello, pensé en lo que aquellos hombres consiguieron alcanzar con aquellos medios limitados y como nosotros, muchas veces, todos nosotros, achacamos tan a menudo, nos excusamos tan frecuentemente, en que nuestro fracaso, nuestra falta de resultados, nuestro no éxito se debe a tales o cuales causas externas, a tales o cuales carencias de material o medios, que por supuesto, no son nuestra responsabilidad; sin reparar que probablemente las causas de ese no éxito están en nosotros mismos, en nuestra actitud deficiente, en nuestra inadecuada preparación o voluntad personal, en nuestra carencia de una ambición real de triunfar.

Estoy convencido de que aquellos hombres y mujeres de la NASA alcanzaron los hitos y hazañas históricas que alcanzaron, no por los medios y recursos con los que contaban, que evidentemente eran importantes para aquella época, sino por la voluntad de éxito que los guiaba, por el sentido de misión que impregnaba todas sus acciones y por la actitud que sabían mantener en todo momento para no dejarse amedrentar por las dificultades y problemas sabiendo que lo fundamental para el éxito estaba en ellos mismos. Una actitud que inspira la famosa frase pronunciada por Gene Krantz, Jefe de control de misiones durante años en la NASA (interpretado por Ed Harris en Apollo XIII), quien ante los retos que planteó la peligrosa situación originada durante la misión del Apollo XIII, dijo aquello de “Failure is not an option”, el fracaso no es una opción.

Por ello os animo a que, en vuestro día a día, mientras planificáis y desarrolláis vuestros objetivos y vuestro trabajo, os olvidéis un poco de los medios, mejores o peores, limitados o completos con los que podáis contar para el desarrollo de vuestras empresas, y reflexionéis un poco sobre lo esencial de vuestra persona, vuestra voluntad, vuestra actitud, vuestras ganas reales de hacer lo que haga falta para triunfar y os preguntéis a menudo si, para vosotros también, el fracaso no es una opción. Estoy convencido de que si lo hacéis así, el éxito estará asegurado.

Más adelante leí otra anecdota, también relacionada con la NASA y esos hombres que me pareció fantástica y que quiero recordar con vosotros ahora. A principios del año 69 o finales del 68, recorría las instalaciones de la agencia, esta vez creo que en Cabo Kennedy, el presidente Lyndon B. Johnson. Por un pasillo se encontró con un celador o conserje, lo que allí llaman un "janitor". En un ejercicio típico de relaciones públicas de político, lo saludó estrechandole la mano y le preguntó: "Y usted a qué se dedica aquí?" A lo que el hombre le contestó con toda seguridad y naturalidad: "Pues verá Señor Presidente, estamos trabajando para poner un hombre en la Luna...". Eso, creo yo, es el mayor ejemplo de sentido de misión, compromiso personal y responsabilidad.

viernes, 17 de abril de 2009

La "Buena" Suerte

Improbe Neptunum accusat qui iterum naufragium facit.

(El que naufraga por segunda vez acusa injustamente a Neptuno)

Publilio Sirio, siglo I a. de C.

En esta ocasión quiero empezar por llamar vuestra atención sobre esta foto tan fantástica que seleccionamos en su día para la portada de nuestra revista corporativa. Esa imagen, el trébol de cuatro hojas, representa el concepto clásico de la suerte o de la buena suerte. Pero qué es realmente la buena suerte?. Existe? Es algo que llega del cielo y sobre lo que no tenemos ninguna incidencia? Está nuestra vida regida por la suerte?. Para contestar a estas preguntas y alimentar vuestro espíritu os recomiendo no dejéis de leer el libro justamente titulado “La Buena Suerte” de Alex Rovira y Fernando Trías que publica la editorial Empresa activa. Imagino que muchos ya lo habréis leído, para aquellos que aún no lo habéis hecho os incluyo a continuación un extracto de cuál es su mensaje clave, su decálogo y por qué os puede ser tan útil su lectura para construir cualquier proyecto, vital o profesional que queráis poner en pie.

Cuál es el decálogo para hacer de la “buena suerte” una aliada:

 1) Es necesario que uno mismo la cree: “¡Quién si no! La suerte en general no dura mucho tiempo, pero si hablamos de la buena suerte, la que nace de la responsabilidad sobre la propia vida, ésa dura siempre, porque la creas tú mismo”. 

2) Hay que ir en su busca: “Hay mucha gente que quiere tener buena suerte, pero pocos los que deciden ir a por ella. Siempre hay más gente dispuesta a invertir en los juegos de azar que la que se propone trabajar para sacar una idea adelante y que, con ese esfuerzo, prospere”.

3) Es fundamental fijarse y aprender de los errores: “Si ahora no tienes buena suerte, tal vez sea porque las circunstancias son las de siempre. Para que aparezca la buena suerte es conveniente crear nuevas circunstancias y lo mejor para ello es fijarse en los errores. Si te fijas sólo en lo correcto te encontrarás en la misma situación una y otra vez. El error es la base del cambio y eso es importantísimo. Charles Darwin, por ejemplo, siempre llevaba una libreta encima para anotar todo aquello que no le cuadraba. Sabía que, de lo contrario, el subconsciente haría que lo olvidara. Darwin entendió que inspirándose en el error podría conseguir su objetivo”.

4) Se debe ser generoso: “Preparar las circunstancias de la buena suerte no es buscar únicamente el beneficio propio. Crear circunstancias para que otros también ganen atrae la buena suerte. Éste es uno de los principios más importantes, porque cuanto más das, más recibes, es como el efecto ‘boomerang’”. Es el principio que rige la ahora famosa "ley de la la atracción universal" referida en la película "boom" The Secret.

5) No dejar nada para mañana. “Si ‘dejas para mañana’ la preparación de las circunstancias, la buena suerte quizá nunca llegue. Crearlas requiere dar un primer paso... ¡Dalo hoy! Y es que lo contrario de la oportunidad es la incapacidad de aprovechar lo que tienes delante ahora”.

6) Se debe buscar en los pequeños detalles, en las circunstancias aparentemente innecesarias pero imprescindibles. “Hay que estar muy alerta, porque siempre hay un pequeño detalle que desvela la esencia del cambio, lo que te da buena suerte puede estar ahí. Es lo que le pasó a Alexander Fleming. El moho lo habían visto todos sus colegas, pero él fue el único que lo puso en el microscopio. Los grandes genios han sido aquellos capaces de hacer algo nuevo con lo que era evidente. Han puesto de manifiesto obviedades que otros no habían sido capaces de ver. Muchas veces los detalles pasan desapercibidos porque no se tiene la actitud adecuada. Si piensas que las cosas pasan porque sí, no ves nada más. Los detalles tienen una capacidad de cambio definitiva, igual que el error”.

7) No preocuparse por el azar. “A los que sólo creen en el azar, crear circunstancias les parece absurdo. A los que crean circunstancias el azar no les preocupa”.

8) Desconfiar de quien vende suerte. “Nadie puede vender suerte. La buena suerte no se vende. Ahí está la lotería: la probabilidad de que te toque es casi cero. Cada tres o cuatro semanas hay alguien que consigue mucho dinero, pero piensa en la cantidad de gente que ha jugado. Sin embargo, ese afortunado alimenta las esperanzas de los otros millones de personas. En realidad, lo que pasa es que a veces tenemos tantas ganas de realizar nuestro sueño que caemos rendidos ante cualquier persona que pase por delante y nos diga que él lo hará por nosotros”.

9) Hay que ser paciente y perseverante. “Cuando ya hayas creado todas las circunstancias, ten paciencia, no abandones. Para que la buena suerte llegue, confía. Hay que tener fe en lo que estás haciendo y tienes que creértelo para verlo y no al revés. La fórmula mágica para nosotros es: imaginación por deseo igual a realidad (IxD=R). El inconsciente no diferencia lo que es real de lo que no lo es. La imaginación es inmediata, imaginar da mucha energía y activa los mecanismos de percepción selectiva que te llevan a que aquello sea más fácil que se produzca. Además, la fe tiene mucho que ver con la capacidad de anticipar el resultado”.

10) La oportunidad siempre está ahí. “Crear buena suerte es preparar las circunstancias para la oportunidad, pero la oportunidad no es cuestión de suerte o azar: ¡siempre está ahí! El mundo está lleno de oportunidades pero, claro, hay que buscarlas. Si no estás preparado, las circunstancias son neutras, pero si lo estás y tienes el coraje de dar un paso adelante estamos convencidos de que hay muchas más oportunidades que amenazas, la cuestión es dar el paso y romper la frontera, que muchas veces está definida por el miedo al fracaso”.

 A mi además, el ver este trébol me ha recordado algo que leí en su día en relación a las oportunidades que dejamos escapar en la vida, como la de construir un proyecto, de nuevo personal o profesional, sólido y lleno de éxitos y “suerte”. Y es que a veces estas oportunidades están llamando a la puerta de nuestra casa y nosotros no abrimos porque no hemos oído el timbre pues estamos en el jardín buscando… tréboles de cuatro hojas…

lunes, 13 de abril de 2009

Responsabilidad = Habilidad para Responder


El noventa y nueve por ciento de los fracasos se producen

por personas que tienen la costumbre de inventar excusas

George Washington Carver

 Partiendo de la cita que incluyo aquí arriba, quería hablaros brevemente de otro concepto sencillo pero también poderoso, la RESPONSABILIDAD. De esta sabía mucho el autor de la cita, George W.Carver, un hombre de color, nacido en plena guerra civil norteamericana y que se convirtió en uno de los más prolíficos inventores de los EEUU. (es el inventor de la famosa mantequilla de cacahuete, por ejemplo), y que revolucionó las técnicas y prácticas de la agricultura de los estados del sur, en una época en la que los de su raza no lo tenían precisamente fácil en Estados Unidos. Al analizar el término Responsabilidad, podemos ver sencillamente que está formado por dos conceptos más simples, Respons (Respuesta) y (H)abilidad. Es decir, tener la capacidad de responder con eficacia, con habilidad a algo, la habilidad de hacer algo (bien). Ni más ni menos. La responsabilidad no tiene nada que ver con obligación, u otros conceptos negativos que se asocian con ella, palabras con connotaciones intimidatorias como peso, deuda, culpa, etc. Si quieres que las personas que trabajan contigo tomen la responsabilidad de sus actos y de sus proyectos, tienes que dejarles claro que responsabilidad no tiene nada que ver con estos otros términos. Es simplemente la habilidad de responder, la habilidad de hacer algo bien. Si estás al frente de un equipo, o eres profesor, o te encuentras en cualquier situación de liderazgo, dile a tu gente que crees en ellos y que sabes que tienen la habilidad de responder ante los retos que se les presenten y que les apoyas al hacerlo.

Pero es importante también, asumir la responsabilidad, y esto significa saber que podemos (y debemos) responder a todos los retos que se nos presenten, aunque no nos afecten directamente a nosotros. Una de las frases que más detesto en los labios de un miembro de un equipo o en los de un empleado o un funcionario que me atiende  es “eso no es asunto mío”, como diciendo “… eso es asunto de la empresa, o del jefe, o de este o aquel, y yo no tengo nada que ver…”. Asumir la responsabilidad significa que si, por ejemplo, el avión sale con retraso, porque hubo una avería o no cargaron el catering a tiempo, y yo soy el empleado de Iberia que atiende al público, asuma como responsabilidad el dar una respuesta al público y “dar la cara” por mi empresa. Jamás decir, es culpa de este o de aquel…Eso son excusas, y es tan fácil inventarlas…

El que vuestro negocio o proyecto de cualquier tipo triunfe o fracase, el que ese proyecto se convierta en un factor de cambio en vuestra vida, el que os permita alcanzar vuestros sueños y objetivos, cualesquiera que estos sean, está en vuestras propias manos, vosotros tenéis la responsabilidad, nadie más. A partir de entonces podéis tomar dos caminos, asumirla, poneros en marcha y triunfar o inventar excusas. Es vuestra libertad.

viernes, 3 de abril de 2009

El Pasado es historia. El futuro es un misterio.Hoy es un regalo, por eso se le llama PRESENTE


Existe un libro de los denominados de “autoayuda” o motivación que os recomiendo leáis todos cuando tengáis un ratito. Su nombre es “Fish” (pescado) y está editado en España por la editorial Urano en su colección Empresa Activa. El concepto fundamental sobre el que gira este trabajo es el de la ACTITUD. En él se describe cómo y en que forma los vendedores de un mercado de pescado pueden enseñar mucho sobre actitud, energía positiva y motivación a los empleados y directivos de una gran multinacional que se encuentra en un momento de crisis.

La tesis que se plasma en este sencillo pero fantástico y profundo libro, que os recomendaría que leyeseis un par de veces al año, es la de que ya que está clarísimo que no siempre podemos dedicarnos a lo que más nos gusta, aunque nos encantaría -no todos podemos dedicarnos y ganarnos la vida escribiendo o pintando o jugando al tenis o al golf- debemos hacer todo lo posible para que lo que realmente hacemos en la vida, nuestra profesión o nuestro trabajo, las relaciones personales que tenemos con los que nos rodean, se conviertan en unas experiencias llenas de riqueza, energía y felicidad. Este objetivo sólo lo alcanzaremos si procuramos mantener en todo momento una actitud positiva sobre lo que en realidad ES nuestra vida.

Si lo fiamos todo a un hipotético futuro mejor y más feliz, que es posible que nunca llegue, y pasamos nuestros días, nuestro presente, como un mero trámite o forzado “purgatorio” por el que no tenemos más remedio que pasar y soportar para llegar a ese futuro que anhelamos, llegará un día que veremos como nuestra vida ha pasado por delante de nuestros ojos y no sabremos qué ha sucedido realmente, dónde se ha ido nuestra vida...

Con una actitud positiva, llenaremos nuestros días, nuestro presente de energía y de motivación y disfrutaremos cada momento con cada aspecto de nuestra vida, ya sea en nuestro trabajo, nuestras relaciones familiares, nuestra relación con nuestros semejantes, etc.

Enterremos la negatividad, el pesimismo, el derrotismo, todo aquello que en este libro se denomina como “basura tóxica” y procuremos hacer siempre un esfuerzo para ver “el vaso medio lleno”. O mejor aún, verlo completamente lleno, la mitad de agua y la mitad de aire...

Creo que esta actitud resulta fundamental en nuestro trabajo también. Cualquier trabajo, cualquier proyecto en el que nos embarquemos tienen sus aspectos positivos, sus momentos satisfactorios, pero también sabemos que hay momentos duros, cuando todo parece inútil e imposible, cuando no creemos poder ver la cima de nuestro empeño, cuando nuestra voluntad flaquea y muchos otros tiran la toalla.  Es en esos momentos cuando debemos reforzar nuestra actitud positiva, buscar nuestra energía interior y disfrutar de cada día, divertirnos, jugar. Estas serán nuestras mejores armas para enfrentarnos al desaliento y a la tentación de dejarnos vencer. Probadlo, aunque sea sólo unos meses o semanas, probad a modificar vuestra actitud y veréis como los resultados os sorprenden.

A mi me sorprendieron...