martes, 21 de abril de 2009

Failure is not an option!!


En agosto de 2006, con ocasión de un evento internacional de la empresa para la que trabajaba, visité la ciudad de Houston, Texas. Al volver, escribí estas líneas:

Ahora ya a título personal, el otro momento álgido de nuestra visita a la ciudad de Houston, fue poder visitar el Johnson Space Center de la NASA. Especialmente tener el privilegio de poder visitar y conocer el “Mission Control Center” o Centro de Control de Misiones, que es esa sala que habréis visto miles de veces en la televisión y el cine (y que figura en la imagen de la cabecera de este blog) y desde la que se han controlado las misiones espaciales de la NASA, desde los primeros años 60 hasta 1996, cuando dicha función pasó a ser realizada desde otra instalación en el mismo centro. Al visitar dicha sala, nos sentamos tras unos cristales en la parte posterior, en los mismos asientos que durante años ocuparon los familiares de los astronautas, dignatarios y autoridades internacionales y varios presidentes de los Estados Unidos, durante las misiones espaciales. Mi sensación era la de estar en el centro de un lugar histórico, de hecho la sala está declarada como tal, y revivir momentos de especial relevancia para la humanidad, como el lanzamiento de los primeros viajes espaciales, con las misiones Gemini y Mercury, o la llegada del hombre a la luna con las misiones Apollo, y las misiones de los transbordadores espaciales, con sus éxitos y tragedias todas ellas.

Sin embargo, al estar allí, escuché unas palabras de nuestro guía que generaron los pensamientos que quería también compartir con vosotros hoy. Al hablarnos de las características técnicas y los medios con los que contaban los responsables de aquella sala que llevaron con éxito a 12 hombres a la Luna o resolvieron situaciones muy delicadas como la famosa del Apollo XIII (“Houston tenemos un problema…”), nos dijeron que cualquier ordenador de sobremesa que cualquiera de nosotros puede tener en casa hoy en día, tiene 300 veces mayor poder de computación que todos los ordenadores con los que contaban esos hombres y que ocupaban una gran sala bajo dicho centro de control. Os lo imagináis?, 300 veces más capacidad! Resulta increíble, verdad?

Pues bien, al oír aquello, pensé en lo que aquellos hombres consiguieron alcanzar con aquellos medios limitados y como nosotros, muchas veces, todos nosotros, achacamos tan a menudo, nos excusamos tan frecuentemente, en que nuestro fracaso, nuestra falta de resultados, nuestro no éxito se debe a tales o cuales causas externas, a tales o cuales carencias de material o medios, que por supuesto, no son nuestra responsabilidad; sin reparar que probablemente las causas de ese no éxito están en nosotros mismos, en nuestra actitud deficiente, en nuestra inadecuada preparación o voluntad personal, en nuestra carencia de una ambición real de triunfar.

Estoy convencido de que aquellos hombres y mujeres de la NASA alcanzaron los hitos y hazañas históricas que alcanzaron, no por los medios y recursos con los que contaban, que evidentemente eran importantes para aquella época, sino por la voluntad de éxito que los guiaba, por el sentido de misión que impregnaba todas sus acciones y por la actitud que sabían mantener en todo momento para no dejarse amedrentar por las dificultades y problemas sabiendo que lo fundamental para el éxito estaba en ellos mismos. Una actitud que inspira la famosa frase pronunciada por Gene Krantz, Jefe de control de misiones durante años en la NASA (interpretado por Ed Harris en Apollo XIII), quien ante los retos que planteó la peligrosa situación originada durante la misión del Apollo XIII, dijo aquello de “Failure is not an option”, el fracaso no es una opción.

Por ello os animo a que, en vuestro día a día, mientras planificáis y desarrolláis vuestros objetivos y vuestro trabajo, os olvidéis un poco de los medios, mejores o peores, limitados o completos con los que podáis contar para el desarrollo de vuestras empresas, y reflexionéis un poco sobre lo esencial de vuestra persona, vuestra voluntad, vuestra actitud, vuestras ganas reales de hacer lo que haga falta para triunfar y os preguntéis a menudo si, para vosotros también, el fracaso no es una opción. Estoy convencido de que si lo hacéis así, el éxito estará asegurado.

Más adelante leí otra anecdota, también relacionada con la NASA y esos hombres que me pareció fantástica y que quiero recordar con vosotros ahora. A principios del año 69 o finales del 68, recorría las instalaciones de la agencia, esta vez creo que en Cabo Kennedy, el presidente Lyndon B. Johnson. Por un pasillo se encontró con un celador o conserje, lo que allí llaman un "janitor". En un ejercicio típico de relaciones públicas de político, lo saludó estrechandole la mano y le preguntó: "Y usted a qué se dedica aquí?" A lo que el hombre le contestó con toda seguridad y naturalidad: "Pues verá Señor Presidente, estamos trabajando para poner un hombre en la Luna...". Eso, creo yo, es el mayor ejemplo de sentido de misión, compromiso personal y responsabilidad.

2 comentarios:

  1. La respuesta del conserje, sorprendente por lo poco frecuente. Que hasta el último mono de la compañía sepa cual es la misión de la misma es tan raro que por eso llama la atención.

    Es más que probable que esa implicación de todo el personal disponible en la misión haya sido la causa del éxito de la misma.

    Esta anécdota debería estar escrita con letras de oro en todas las empresas. Para que deje de ser una anécdota, claro.

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