El egoísmo verdaderamente inteligente consiste en procurar que los demás estén muy bien.
Para que, de este modo, uno esté algo mejor.
Oscar Wilde
Siempre he pensado, y cada día estoy más convencido de ello, que una de las mejores formas de auto-motivación que existen es incrementar la cantidad de dinero que entra en tu vida.
A muchas personas este pensamiento les puede resultar hasta embarazoso o vergonzoso. En realidad es como si no quisieran “pensar y enriquecerse” como animaba a hacer Napoleón Hill en su famoso libro, pues piensan que serían considerados por los demás como egoístas o avariciosos. O puede que aún otorguen cierto valor a la desacreditada “superstición” marxista de que para ganar dinero tienes que quitárselo a otros, o piensen que no quieren aparecer como que están obsesionados con el dinero.
Pero sabéis quien está normalmente obsesionado con el dinero? Aquellos que no lo tienen!. Están todo el día obsesionados con el dinero… Está presente en sus discusiones familiares, en sus mentes insomnes durante la noche, y se convierte en una fuerza destructiva de sus relaciones durante el día.
En mi opinión, la mejor forma de no estar obsesionado con el dinero es confiar plenamente en tu plan de juego para ganar el camino hacia tu independencia económica. Como dijo George Bernard Shaw, “Nuestro primer deber es no ser pobres”.
Y el camino hacia ese objetivo discurre siempre a través de nuestras relaciones profesionales y personales en la vida. Cuanto más sirvas esas relaciones, más productivas se convertirán estas y más dinero ganarás.
“El dinero es la energía vital que intercambiamos y usamos como resultado del servicio que proporcionamos al universo”, dijo Deepak Chopra en “Creando riqueza”. Cuando finalmente comprendes que el dinero fluye desde el servicio a los demás, estás en disposición de entender algo incluso más valioso: cantidades inesperadas de dinero fluyen desde inesperadamente grandes dosis de servicio.
Y la forma de generar servicios inesperados hacia las personas en tu vida es preguntándote, “Qué esperan ellos?”. Una vez que hayas contestado a esa pregunta, entonces pregúntate, “Qué puedo hacer que ellos no estén esperando recibir?”. A fin de cuentas, son siempre los servicios que no esperas los que generan los mayores comentarios, no es cierto? Y siempre son esos comentarios sobre ti, los que incrementarán tu valor profesional.
Como también Napoleon Hill repetía, las mayores riquezas provienen de recorrer ese kilómetro extra, de ese esfuerzo adicional, de ese detalle inesperado. Y siempre resulta una inteligente estrategia de negocios el hacer un poco más, ofrecer un poco más, de aquello por lo que te pagan.
Resulta casi imposible disfrutar de una vida llena de propósito y auto-motivación cuando estás preocupado por el dinero. No te avergüences por acordarle a este asunto una buena cantidad de tiempo de reflexión. Pensar en el dinero con una cierta antelación, te liberará de tener que pensar de forma preocupada sobre él más adelante.
Resultará siempre muy positivo que unas mentalmente en tu subconsciente el bienestar financiero con una capacidad creciente de compasión para con los demás. Si vivo en la pobreza, cuánto amor y atención puedo dedicar a mis hijos o a mis familiares, amigos, vecinos o colegas? Cuánto podré realmente ayudar a los demás si yo mismo, por falta de planificación o de no estar a la altura de las oportunidades que me ofrezca la vida, estoy inmerso en mis propios problemas económicos?
En definitiva y resumiendo, volviendo finalmente de nuevo a Napoleon Hill, “Ser pobre no es una desgracia, pero desde luego no es algo recomendable.”
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