viernes, 8 de octubre de 2010

Vuelve a ser como un niño!


Partiendo de la base de un artículo de mi admirado y recientemente fallecido Jim Rohn, quiero haceros ver lo importante y significativo que puede ser para nuestras vidas el volver a sacar el niño que todos llevamos dentro.

Ya lo dijo Jesús, el “master teacher” como le llama Jim, “De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Y esto es algo que debe ser considerado y ponderado por todos nosotros que nos consideramos adultos…

En muchos aspectos y momentos de nuestra vida, debemos seguir siendo niños y comportarnos como tales. Aquí quiero recordar cuatro (+1) características que son innatas y habituales en los niños y que si las practicamos con suficiente frecuencia, nos ayudarán a seguir siendo como niños sin importar cuál sea nuestra edad real.

1) Curiosidad – Se curioso. “Curiosidad infantil”, te suena, no?. Aprende o reaprende a ser curioso como un niño. ¿Qué es lo que un niño estará dispuesto a hacer si quiere saber algo con todo su corazón? Efectivamente, te dará la tabarra con ello una y otra vez, una y otra vez, te hará un millón de preguntas, pensarás que ya ha tenido bastante y entonces volverá con un millón de preguntas más… Te pueden volver loco!! Hay una cita que no recuerdo quién dijo, “mientras hay curiosidad, hay juventud”, o como lo puso Azorín “La vejez es la pérdida de la curiosidad”. Y luego el genial Einstein, con su mordaz y crítica sabiduría dijo, “Es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada”. Los niños usan su curiosidad para aprender. ¿Te has fijado que mientras los adultos simplemente pisamos las hormigas, los niños están agachados estudiándolas? La curiosidad de un niño es lo que te ayudará a seguir aprendiendo, y seguir creciendo.


2) Entusiasmo – Aprende a entusiasmarte por algo o por alguien como un niño. No hay nada que tenga más poder mágico que el entusiasmo de un niño. Estás tan excitado que odias tener que irte a la cama temprano, no puedes esperar a poderte levantar por la mañana. Estás tan excitado y entusiasmado por todo que a menudo parece que estás a punto de explotar!! ¿Cómo puede nadie resistirse a esa magia infantil?

Algunas veces todos nos hemos encontrado con alguien que nos ha dicho algo parecido a esto: “Bueno, es que soy demasiado maduro para ese entusiasmo infantil…”. ¿No os da pena oír esto? En realidad debemos sentir lástima por este tipo de personas. Todo lo que puedo decir es esto: Si eres demasiado mayor para entusiasmarte, eres simplemente un viejo…No te hagas viejo!!

3) Fe – La Fe de un niño. Fe infantil. De qué otra forma la describirías. Algunas personas dicen “Seamos adultos en este asunto…”. Oh no, ser adultos! Los adultos a menudo tienen la tendencia clara de ser sobre escépticos, incluso cínicos en muchos casos. Los adultos dicen, “sí, bueno, ya he oído todo ese argumento positivo antes. Las ranas tendrán pelo antes de que yo me crea esas cosas. Tienes que PROBARME que eso que me cuentas es en verdad algo bueno…”. Lo ves? Eso es lo que dicen los adultos, pero los niños no son así. Un niño creerá que puedes conseguir cualquier cosa. En realidad son tan graciosos… Tu le dices a un niño, “Vamos a tener tres piscinas en casa!” y ellos contestarán, “Eso! Tres! Una para cada uno!” “Oye, no te metas en mi piscina!”. Enseguida lo ven como algo posible, como algo real, como algo creíble, tienen Fe. Pero los adultos no son así. Ellos te dirán “Tres piscinas??!!, estás loco??!” “La mayoría de la gente no tiene ni una piscina…como mucho tendrás un pila en el jardín…” ¿Os dais cuenta de la diferencia? Os extraña entonces que Jesús dijese aquello de “a no ser que os convirtáis en niños, vuestras oportunidades son escasas…”

4) Confianza – La confianza es también una virtud propia de un niño, pero tiene mucho mérito. Seguro que has oído la expresión “dormir como un bebé”, no? Pues eso es la confianza infantil. Saber que tras un largo día en el que has sacado un sobresaliente, lo puedes dejar todo en manos de otro.

5) Determinación – Este es un factor clave que yo me permito añadir aquí a lo indicado por Jim. La determinación, la constancia, el no estar dispuesto a rendirse nunca, es lo que hace que un niño por ejemplo aprenda a caminar, a hablar, a comer sólo…¿Os imagináis que tuviésemos que aprender a andar con la mentalidad y la actitud típica de un adulto? ¿Cuántas veces nos levantaríamos después de haber caído, vez tras vez y día tras día? Yo creo que al segundo día de darnos trompazos y culazos contra el suelo, llegaríamos a la “madura” conclusión de que aquello era muy difícil, arriesgado e inútil y por tanto era mejor seguir siendo llevado de un lado a otro en un cómodo y confortable carrito…

Curiosidad, Entusiasmo, Fe, Confianza y Determinación. Vaya coctel explosivo!! Y qué gran combinación de actitudes y comportamientos para traer y mantener de nuevo a nuestras vidas. ¿No creéis?

Rescata al niño que hay en ti!!


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